En la carretera que va desde La Orotava, Granadilla a Vilaflor, TF-21 y en el punto kilométrico 47 se encuentra El Mirador de los Azulejos, en pleno Parque Nacional de Las Cañadas del Teide. Como la mayoría de los miradores de esta zona, se encuentran al borde de la carretera. Siendo accesible para personas con movilidad reducida a través de un corto sendero que permite observar una vista distinta del Alto de Guajara y un aspecto de las rocas muy llamativos. A su vez también cabe destacar que dispone de un sistema de recogida de basura selectiva de residuos, que va a permitir el reciclado de los mismos.
Es un mirador que cuenta con un aparcamiento para aproximadamente unos 15 automóviles y consta de dos alturas. Cada una de ellas dispone de mesas interpretativas que proporcionan información sobre lo que estamos viendo y también sobre otros aspectos de interés, como pueden ser la flora, fauna y aspectos geológicos más destacados.
Desde este lugar y dependiendo si te encuentras en la parte superior o inferior del mismo se pueden ver: Alto de Guajara, las Cumbres de Ucanca o Llano de las Mesas, Pared de la Caldera de Las Cañadas, el Sombrero, Roque del Almendro, el Llano Ucanca, el Sombrerito, Boca Tauce, Pico Viejo y el Teide.
Y lo que da nombre al mirador son las distintas tonalidades del mundo volcánico que suelen ir asociadas a las alteraciones hidrotermales que se conocen popularmente como “Los Azulejos”. Se tratan de ubicaciones muy cercanas a fracturas o conductos por los que circulaban los gases volcánicos y aguas termales, que a su vez estaban en contacto con intrusiones de magma o rocas calientes y que provocarían una coloración azul verdosa en algunas partes del entorno. Así, los minerales responsables de esas tonalidades son la allita y caolinita que son los responsables de los colores más azulados mientras que los verdes son responsabilidad de la clorita y la epidota.
El Mirador de los Azulejos es uno de los lugares donde mejor se puede apreciar el Llano de Ucanca desde varios metros de altura. Y desde esta posición resulta mucho más sencillo interpretar los diversos proceso erosivos que tienen lugar en esta zona. Como ejemplos de este fenómeno destacamos la termoclastía, que es la diferencia de temperaturas entre la noche y el día; y la gelifracción, que es la presión de los cristales de hielo. Ambos contribuyen definitivamente en el aspecto final del entorno que allí se puede contemplar donde el material llama la atención por el aspecto y colorido. Así no existe otro lugar donde se pueda presenciar esa imagen en las rocas que han tenido que estar a fuertes presiones en contacto con el agua a una elevada temperatura.
Por todo ello la conservación de esté lugar debe ser una labor de todos, ya que zonas como las que describimos en el día de hoy no deben dejar indiferente a nadie. Desde hace ya tiempo que no se permite la extracción continua, aunque sólo sea de pequeñas muestras, pues esa fragmentación provoca la desaparición de muchos kilos de rocas cada año. Y en varías décadas conllevaría el deterioro irreversible de muchos lugares y las próximas generaciones tienen que tener el mismo derecho de disfrutar de estos fenómenos geológicos. Así que, si te paras en este mirador deja todo tal y como lo ves y el único recuerdo que te lleves sea en foto o video.
¡ No te lleves ninguna roca de color!, y disfruta de lo que la naturaleza ha puesto al alcance de nuestra vista.